No se trata de comer mejor, sino de dejar de comer peor

Consejos prácticos para mejorar tu alimentación sin hacer cambios drásticos

La alimentación es uno de los pilares fundamentales de nuestra salud. Lo que comemos influye en nuestro estado de ánimo, nuestra energía, nuestra capacidad de concentración, y por supuesto, en nuestra salud física. Sin embargo, muchas veces la idea de tener que hacer cambios drásticos en nuestra dieta puede ser abrumadora. Por eso, en este artículo te proponemos un enfoque diferente: no se trata de comer mejor, sino de dejar de comer peor.

En lugar de enfocarnos en la privación, la restricción y la obsesión por contar calorías, vamos a centrarnos en incorporar hábitos alimenticios más saludables, sostenibles y realistas en nuestra vida diaria. ¿Te animas a empezar? Aquí te dejamos algunos consejos prácticos para empezar a dejar de comer peor:

  1. Reduce el consumo de alimentos procesados Los alimentos procesados suelen ser ricos en calorías, grasas y azúcares añadidos, y pobres en nutrientes. Si quieres dejar de comer peor, trata de reducir la cantidad de alimentos procesados que consumes. En lugar de esto, trata de elegir alimentos frescos y naturales, y de cocinar en casa tanto como sea posible. Esto te permitirá controlar los ingredientes y la cantidad de sal, azúcar y grasas que consumes.
  2. Trata de limitar el consumo de alcohol y refrescos azucarados El alcohol y los refrescos azucarados son fuentes importantes de calorías vacías en nuestra dieta. Si quieres mejorar tu alimentación, trata de limitar el consumo de estas bebidas. En lugar de esto, trata de elegir agua, té o café sin azúcar, o bebidas bajas en calorías como la soda o el agua con gas.
  3. No te saltes comidas Aunque pueda parecer tentador saltarse comidas para «compensar» por los excesos de otros momentos del día, esto puede ser contraproducente. El cuerpo necesita una cantidad mínima de nutrientes para funcionar correctamente, y saltarse comidas puede llevar a una bajada de azúcar en sangre, fatiga, irritabilidad y otros síntomas molestos. Además, cuando pasamos muchas horas sin comer, tendemos a tener más hambre y a comer en exceso cuando por fin nos sentamos a la mesa. Por eso, lo mejor es tratar de seguir una rutina de comidas regulares, incluyendo un desayuno completo, un almuerzo y una cena.
  4. Incluye proteína en todas tus comidas La proteína es uno de los nutrientes más importantes para mantenernos saciados, construir y reparar tejidos en nuestro cuerpo, y mantener un sistema inmunológico fuerte. Si quieres dejar de comer peor, asegúrate de incluir proteína en todas tus comidas. Esto puede venir de fuentes como huevos, carne magra, pescado, tofu, legumbres, frutos secos y semillas.
  5. Añade más vegetales y frutas a tu dieta Los vegetales y frutas son ricos en nutrientes, fibra y antioxidantes que nos ayudan a prevenir enfermedades y a mantener un peso saludable. Además, son bajos en calorías y pueden ser una manera sencilla de aumentar la cantidad de comida que consumes sin tener que preocuparte tanto por las calorías. Trata de incluir una porción de vegetales o frutas en cada comida del día, y de variar los colores y tipos de vegetales que consumes.
  6. Controla las porciones Aunque no es necesario que te conviertas en un experto en contar calorías, es importante tener una idea general de cuánta comida necesitas para sentirte saciado. Trata de controlar las porciones en tus comidas, y de evitar comer hasta el punto de sentirte incómodamente lleno. Algunos trucos para controlar las porciones incluyen usar platos más pequeños, comer despacio y prestando atención a las señales de saciedad que te envía tu cuerpo.
  7. Trata de comer con atención plena La atención plena es una práctica que consiste en prestar atención a las sensaciones y experiencias presentes en el momento, sin juzgarlas ni distraernos con pensamientos pasados o futuros. Si quieres mejorar tu alimentación, trata de aplicar esta práctica a la hora de comer. Come despacio, presta atención al sabor, la textura y el olor de los alimentos, y trata de disfrutar plenamente de la experiencia de comer. Esto te ayudará a controlar mejor las porciones, a sentirte más satisfecho con menos comida, y a evitar comer en exceso por ansiedad o estrés.

En resumen, mejorar nuestra alimentación no tiene que ser un proceso doloroso o restrictivo. En lugar de enfocarnos en la idea de comer mejor, podemos empezar por dejar de comer peor. Incorporando hábitos saludables, sostenibles y realistas en nuestra dieta diaria, podemos mejorar nuestra salud y bienestar sin tener que hacer cambios drásticos en nuestra vida. Sigue estos consejos prácticos y empieza a disfrutar de una alimentación más saludable hoy mismo.


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